El relato de Juan, su experiencia con una incurvación congénita de pene

11-14 incurvatura congénita del peneJuan es el nombre que le he puesto a un chico  de 27 años que quiere compartir su experiencia.

Tras muchos años de soledad y miedo se dio cuenta de que debía salir del aislamiento y compartir su experiencia. Por eso se puso en contacto conmigo y del modo más generoso y solidario que se pueda hacer, decidió compartir en nuestro blog su experiencia emocional hasta el día de hoy.

Su deseo es ayudar a otros chicos que estén pasando por lo mismo que él y también dar luz a una enfermedad que padecen aproximadamente el 0,6 de los varones para que el resto de la sociedad comprendamos y contribuyamos a su aceptación y adaptación social.

La historia de Juan es dura, no sólo  por la patología en sí,  si no por el desconocimiento, la soledad, la incertidumbre… sin embargo, Juan es un hombre fuerte y positivo.

Por eso he querido darle un espacio y también quería darle públicamente las gracias por su valentía y solidaridad. Gracias, Juan.

Aquí os dejo su relato:

 “La incurvación congénita de pene se da debido a la desproporción de los cuerpos cavernosos del pene. Se produce antes del nacimiento, y provoca que el pene se curve en erección -apareciendo durante las primeras erecciones el problema, en la pubertad-adolescencia-. El tratamiento es una intervención quirúrgica para la corrección.

En mi caso soy un chico de 27 años. Mis padres y el pediatra decidieron operarme de fimosis un poquito antes de empezar la escuela. Según me contaron, me operaron para prevenir y no tener que hacerlo cuando fuese más mayor. Fue  en la época de pubertad-adolescencia cuando percibí mi problema de incurvación congénita de pene hacia abajo.

El estar circuncidado me causó problemas en la época escolar, (entre los 14-15 años de edad), en los vestidores, después de hacer deporte, notaba que algunos de mis compañeros hablaban entre ellos y decía: «mira, le falta un trozo de piel». Éste tema me afectó bastante, ya que me veía diferente a los demás y raro. En las primeras erecciones veía que mi pene en erección se curvaba hacia abajo, tomaba una forma igual a la de un plátano. Al principio, creí que era absolutamente normal, durante las erecciones involuntarias en la ducha, al despertarme por la mañana, etc. Y más tarde supe que ello era la patología de incurvación congénita de pene ventral.

Pasados los meses comencé a pensar en la vergüenza sentiría al conocer a una chica y tener relaciones sexuales. Estar circuncidado y con el pene con una curvatura severa en erección, era una cosa que lo llevaba en absoluta soledad y silencio. Todo esto, unido a que yo ya sabía que en erección, el pene se curvaba hacia abajo (como la forma de un plátano) e incluso en relación al tamaño del pene, yo veía que el mío, era más grande que el de restos de compañeros del cole, me daba mucho apuro y vergüenza tener una erección involuntaria y que se rieran de mí.

Fue cuando la situación se convirtió en algo horrible. Desde el comienzo del día, cuando me levantaba  de la cama, orinaba con el pene erecto y lo  veía que apuntaba con una curvatura al suelo.

Mis cambios de humor, el malestar conmigo mismo, mi vergüenza, no podía hablar de temas sexuales porque siempre me venía el mismo pensamiento, pensaba que tenía que vivir así toda la vida, que se iban a reír de mí.

Entonces, en ese momento empecé a buscar información. Quería tener la mayor información posible verídica en cuanto al problema, intentar conocerlo todo sobre ello. Incluso hablé con chicos afectados de este problema. Gracias a esto, se me fue abriendo el camino, y supe que la única solución era quirúrgica. Esto era lo que necesitaba para conseguir ser completamente feliz y quitarme el complejo, ya que afecta tanto a nivel funcional, como estético, en mayor o en menor medida.  Aunque ésta solución tiene varios peros; pérdida de longitud de pene, notarse a la palpación los puntos internos que colocan para que el pene quede recto en la corrección, la vía de incisión tiene que ser mediante circuncisión y máxime en los casos ventrales (claro, y yo ya estoy circuncidado), y eso también quise saber si existía algún tipo de problema por ya estarlo o no.

Las relaciones sexuales con mi problema son muy difíciesl. Hay muchos grados de curvatura; el mío es bastante severo y ello me condicionaba enormemente a la hora de querer relacionarme con chicas, para mí, pensar en tener pareja con mi problema de curvatura, era impensable absolutamente; pensar que una chica me tenía que ver en erección con la forma curvada de mi pene, no quería ni pensarlo, era superior a mí a todos los niveles, sintiendo una impotencia global.

En muchas ocasiones, por el agobio que da tener esta situación, la agonía y todas las sensaciones juntas, hacen que se tenga un poco de disfunción eréctil motivada por los problemas emocionales que acompañan a esta patología donde la curvatura es mucho más de lo normal. Pero en este problema, la curvatura es mucha, y es donde está el problema y sobre todo en chicos jóvenes, que no es por quitar importancia a las personas más mayores a las que le ocurre, pero en este tema del cual hablo, al ser jóvenes, creo que afecta todavía más.

Al estar años llevando esta situación yo solo, sin ayuda de nadie, y teniendo la información cada vez más detallada, los ánimos de los chicos, los cuales tenía contacto, le comenté mi problema a mis padres. Ellos me cuestionaron por qué no se lo había dicho antes, y me dijeron que desde pequeñito ellos sabían que mi pene era más bien “grandecillo”. Creían que el problema era por eso, que no me preocupara, aunque yo sabía que no era así; Me hicieron levantarme un día y animarme a pedir cita para consultar al médico mi problema, y así fue. Es conveniente señalar que para los casos de incurvación congénita de pene, solicitan que el paciente acuda a la consulta con fotografías del pene en erección para valorarlas (de frente, de lado y tomada desde arriba).  Llegó el día de la cita y me atendió una chica, sí, me armé de valor y le expliqué todo con pelos y señales; como ya sabía, la solución es quirúrgica, me lo explicó todo y ya lo tengo todo pensado.

Ahora me encuentro animado y con fuerzas para afrontarlo; la cirugía me da mucho miedo, pero hay que hacerlo, hay que armarse de valor y tirar pa´ alante; no se puede estar así toda la vida, hay que ser valiente.

Desde aquí, quiero dar todo mi apoyo a todo el que sufra de este problema y circunstancialmente, (padres, madres, familiares de personas afectadas), o que conozcan a alguien que lo padezca. Sinceramente, les mando todo mi apoyo, que sepas que tiene solución, que al principio es un problema que cuesta mucho contarlo, da mucha vergüenza, pero hay que echar un paso adelante y saber que hay que solucionarlo, para en primer lugar, estar bien con uno mismo y poder abrirse a los demás y relacionarse. Es importante ponerle la solución a este problema que tanto nos afecta.”