Si realizáramos una encuesta a la gente de la calle, la mayoría nos dirá que salud es la ausencia de enfermedad.
Sin embargo, si acudimos a la institución de mayor relevancia y referencia en estos temas,la OMS, nos dice que salud no es la ausencia de enfermedad, sino la presencia de bienestar a tres niveles:
– Físico- Social- Psicológico.
Así que si hablamos de salud, sea en el ámbito que sea, deberemos tener en cuenta estas tres dimensiones de las personas.
De modo que si lo que pretendemos en fomentar la salud sexual, en enfoque no deberá ser el de mostrar las posibles consecuencias no deseadas de las relaciones sexuales: es decir, el enfoque no deberá estar centrado en los embarazos no deseados y las ETS.
Para hablar de salud sexual o estilos saludables de sexualidad, nos deberemos enfocar en qué es la sexualidad en positivo. El enfoque principal debe centrarse en lo que queremos alcanzar, en vez de lo que queremos evitar.
Por ello, cuando se realizan talleres de educación sexual, o educación para la salud sexual, como hacemos a través del juego de educación sexual “Sapiensex”, lo hacemos enfocándonos en el fomento de las buenas relaciones sociales, del bienestar psicológico, y de la salud física.
Pero ¿cómo?
Para fomentar las buenas relaciones sociales, hay que enseñar la importancia del otro y de la otra: es decir, enseñar que en el sexo compartido, no estamos a solas, sino en compañía, por tanto, todo lo que implique comunicación, asertividad, negociación, sensibilidad… es básico.
Si queremos tener una buena salud psicológica hay que empezar por tenerse en cuenta: conocerse, reconocerse, valorarse… Una buena autoestima es básica para sentirse a gusto con uno/a mismo/a. Tener en cuenta las propias necesidades, escucharse…
Y para conservar la salud física. Debemos protegernos de posibles enfermedades transmisibles sexualmente, y sólo realizar conductas que nos satisfagan y con las que estemos de acuerdo. También prevenir embarazos no deseados es fundamental.
Rocío Carmona Horta